La llegada de un hijo es uno de los momentos más maravillosos e inolvidables que experimentan las mujeres y hombres cuando son padres. Sin embargo la llegada del nuevo miembro de la puede generar momentos de ansiedad.
La ansiedad es una respuesta natural de nuestro cuerpo al estrés. Es un sentimiento de miedo o aprensión por lo que está por venir. Una entrevista de trabajo, dar un discurso, o la llegada de un hijo, por ejemplo.
Cuando los padres tienen un hijo con un retraso en el desarrollo y no saben cuál es la causa del retraso, por falta de un diagnóstico; o está diagnosticado con una enfermedad o un trastorno que puede traer consigo una discapacidad; muchos de estos padres con el tiempo desarrollan trastornos de ansiedad o episodios recurrentes de ansiedad parental.
En algunos casos si los sentimientos de ansiedad son extremos; duran más de seis meses y están interfiriendo con su vida, es posible que que se convierta en un trastorno de ansiedad.
Algunos signos un trastorno de ansiedad se manifiestan con:
- inquietud y una sensación de estar “al límite”
- sentimientos incontrolables de preocupación
- mayor irritabilidad
- dificultades de concentración
- dificultades para dormir, como problemas para conciliar el sueño o permanecer dormido
- ingesta excesiva de alimentos hiper calóricos y fuera de horarios habituales de comida.
Un trastorno de ansiedad puede interrumpir el desarrollo normal de las actividades de la vida diaria como el trabajo, la relación de pareja, las relaciones sociales y la relación con los hijos. En ocasiones la propia ansiedad de los padres es traspasada a sus propios hijos.
Lo que plantea una pregunta ¿buscan ayuda terapéutica los padres cuando se enfrentan a situaciones que generan ansiedad parental? ¿Será que los padres no están al tanto de que su propia ansiedad puede verse reflejada en sus hijos? ¿puede que el cansancio, culpa y falta de apoyo rompan la relación de pareja o la relación familiar?
Muchos padres se sienten culpables por las patologías de sus hijos y ansiosos por la incertidumbre del qué pasará, el qué dirán y cómo se presentará el futuro. Además existe la tendencia social de estigmatizarlos como culpables del autismo, de los trastornos alimentarios, de los retrasos mentales; por nombrar algunos ejemplos.
Lo cierto es que los padres no son culpables de las enfermedades o retrasos de sus hijos, simplemente ha pasado y deben aprender a vivir con ello.
La ansiedad viaja en las familias que tienen hijos con una discapacidad una enfermedad o un trastorno y cuando decimos que “la ansiedad viaja en las familias, es porque es contagiosa: de cónyuge a cónyuge, de hijo a padre, y especialmente de padre a hijo”. Más de la mitad de los niños que viven con un padre ansioso terminan cumpliendo con los criterios de un trastorno de ansiedad.
Por esta razón, es muy importante cuidar la salud mental de los padres y recomendamos acudir a un profesional para que les ayude a mitigar los estados de ansiedad ante situaciones miedo o incertidumbre.
¿Has sufrido una crisis de ansiedad al enterarte que tu hijo tiene una enfermedad, un trastorno o un retraso del desarrollo?
¿Has recibido ayuda terapéutica para mitigar los estados de ansiedad parental?
Si no has recibido ayuda, búscala. Consulta con un profesional… No dejes que la ansiedad interfiera en tu vida diaria.
Y nuestro consejo es: Cuida tu salud mental, para cuidar la salud de tu hijo…
Yarubay Rebeca Linares Castellanos
Socióloga