Cómo podéis desarrollar el lenguaje de vuestro hijo con instrucciones
Muchas madres y padres dan por sentado o no son conscientes de que dar instrucciones a sus hijos y en particular a los niños que se demoran en hablar, puede ayudarles a desarrollar sus habilidades lingüísticas. Los maestros y sus refuerzos también pueden utilizar estos consejos para desarrollar las habilidades lingüísticas de sus alumnos.
Estos son los dos tipos de instrucciones y las formas en que podéis darlas para aumentar el lenguaje de vuestro hijo:
Instrucciones de rutina: instrucciones que fomentan el cumplimiento
Instrucciones no rutinarias: instrucciones que hacen crecer el lenguaje de un niño
Instrucciones de rutina
Estas instrucciones tratan principalmente sobre cosas de rutina.
Los ejemplos de estas instrucciones de rutina incluyen; pedirle a vuestro hijo que lleve su taza a la cocina después de que haya terminado de tomar su leche o zumo, o pedirle que consiga un vaso si pide agua, etc.
Este tipo de instrucciones requieren cumplimiento, ya que le enseñan a vuestro hijo lo que vosotros queréis que haga y cuándo queréis que lleve a cabo la tarea respectiva. Estas instrucciones son buenas para potenciar las habilidades auditivas.
Vuestro hijo puede realizar las instrucciones de rutina en piloto automático, ya que la instrucción suele ser simple y se trata de cosas de rutina, es decir, las cosas que necesitan o hacen todos los días, como pedir agua o llevar su taza a la cocina después de haber terminado de tomar su leche /agua / zumo. Y debido a que el piloto automático de su hijo puede seguir este tipo de instrucciones, no son las mejores para mejorar el vocabulario y desarrollar el lenguaje.
Instrucciones no rutinarias
Las instrucciones no rutinarias son más beneficiosas y es más probable que permitan aumentar el lenguaje de vuestro hijo, y este es el tipo de modelo en el que debéis centraros.
Con este tipo de instrucción, vuestro hijo realmente tendrá que participar y procesar todo lo que vosotros digáis para que pueda lograr lo que se le ha pedido.
La forma de dar esta instrucción es dar instrucciones “complejas y de varios niveles” que obligarán a su hijo a comprender todos los aspectos de esa instrucción. Por ejemplo, puede pedirle a su hijo que “vaya al segundo cajón de su dormitorio y consiga sus gafas para leer”. Este, por supuesto, no debería ser el lugar habitual donde guarda sus gafas de lectura.Esta instrucción obligará a su hijo a participar para descubrir qué es “segundo” y “cajón”.
Otro ejemplo de instrucción no rutinaria podría ser “ve a la cocina y tráeme la taza azul y amarilla”. La taza azul y amarilla no debe ser la taza que su hijo está acostumbrado a traerle cuando le pide que le traiga una taza. De esa manera, su hijo tendrá que comprometerse para averiguar qué tipo de taza está pidiendo.
Instrucciones no rutinarias para desarrollar el lenguaje de vuestros hijos
Las instrucciones no rutinarias presentan buenas oportunidades para descubrir los tipos de palabras con las que vuestro hijo no está familiarizado.
Cuando le da una instrucción a su hijo y descubre que no puede ejecutarla, es un buen indicio de que hay una palabra o palabras en particular en ese comando con las que su hijo no está familiarizado. Luego podéis comenzar a enseñar esta palabra o palabras y cuando las enseñe, puede volver a probar con una instrucción.
Por ejemplo, si le dice a su hijo, “consígueme el mando” que está debajo de la silla” y él le da el que está debajo de la mesa, entonces probablemente se verá obligado a racionalizar que tal vez su hijo no entienda la palabra ” debajo”. Luego puede comenzar a enseñar esta palabra dando múltiples ejemplos o múltiples modelos de la palabra “debajo”. Puede apilar las palabras, una tras otra, crear niveles de instrucciones y hacer que un niño haga cosas en varios pasos. Puede tirar la palabra “debajo” por todas partes, para que la próxima vez que dé la instrucción, su hijo pueda seguirla.
Y para finalizar
El problema que encontramos en la mayoría de los hogares es que están muy orientados a la rutina. Muchas veces nuestros especialistas preguntan a los padres que vienen al centro, ¿su hijo sigue las instrucciones? Dicen “sí” y pueden dar un ejemplo como, “oh sí, de hecho, cada vez que suena un teléfono, saben a quién dárselo”. Y estoy pensando, “El teléfono que suena es su mensaje y tienen muy buena memoria visual, por lo que saben a quién dar el teléfono”.
Esto no puede contarse como una instrucción que realmente puede desarrollar habilidades lingüísticas. Es posible que los padres desconozcan que su hijo SI puede seguir instrucciones, pero es posible que no conozcan el vocabulario específico para las diversas cosas que se les pide que traigan en casa. Pensad … los padres pocas veces os desviáis de los guiones establecidos en lo que se refiere a las palabras pronunciadas , ¡la mayoría de los hogares carecen de vocabulario novedoso!
Dar instrucciones o comandos es una forma muy poderosa de hacer que vuestro hijo desarrolle habilidades lingüísticas. Por favor, comenzad y contadnos cómo va y escríbenos sobre cómo os va, una vez que hayaís leído este artículo.
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¿Cual es el papel del logopeda con un bebé prematuro?
La figura del logopeda neonatal no es muy conocida fuera del entorno hospitalario, pero es un profesional que puede ser de gran ayuda tras el alta hospitalaria de un bebé prematuro.
– El logopeda neonatal puede ayudar a tu bebé en todo el proceso de alimentación, ya que el bebé prematuro puede tener apneas, desaturaciones, aspiraciones y darnos señales de estrés durante la alimentación que no llegamos a entender. En los casos de alimentación por sonda trabajará la estimulación para reducir el tiempo de la sonda y, de esta manera, la estancia hospitalaria. En un porcentaje muy elevado el logopeda llegará a intervenir en el proceso de la alimentación y de manera indirecta en la ganancia de peso de tu bebé.
– El logopeda neonatal será también quien valorará y estimulará los reflejos y movimientos implicados tanto en la alimentación como en la comunicación, ya que un alto porcentaje tiene secuelas en el desarrollo de ambas áreas (alimentación y el habla). Trabajará en su estimulación para conseguir que la alimentación sea segura y así eficaz, así como supervisará y ayudará en la transición a nuevas texturas y alimentos. Será uno de los profesionales que valore, y en los casos que sea necesario, intervendrá en posibles disfagias (alteraciones de alimentación), así como dificultades en la comunicación y desarrollo desde su nacimiento.
– El logopeda neonatal siempre trabajará de forma multidiciplinar teniendo en cuenta todos los enfoques del resto de profesionales, para acompañar tanto a tu bebé como a vosotros como familia. Te ayudará con diferentes herramientas y/o destrezas necesarias en todo el proceso, pero, sobretodo, te hará partícipe de la estimulación de tu hijo/a, tanto en el área comunicativa como alimentaria, y así tener seguridad y apoyo. Cuando un bebé prematuro recibe el alta hospitalaria, debido en ocasiones a la ausencia de protocolos de seguimiento, en algunas ocasiones necesita ser reingresado por atragantamiento, falta de peso y/o bronquiolitits, ya que detrás de una infección respiratoria podría esconderse lo que conocemos como una broncoaspiración.
Un bebé prematuro es aquel que ha nacido antes de las 27 semanas de gestación y/o con un peso inferior a los 2500 gramos y se clasifican en tres tipos según las semanas de gestación:
– Prematuros moderados a tardíos (de 27 a 32 semanas de gestación)
– Muy prematuros (entre 32 y 28 semanas de gestación)
– Prematuros extremos (inferior a 28 semanas de gestación)
Nacer prematuro implica que todos los sistemas y órganos del cuerpo se encuentran inmaduros y esto conlleva un riesgo más elevado de mortalidad, de padecer enfermedades asociadas o de desarrollar algún tipo de discapacidad.
Normalmente, a menor edad gestacional (semanas de embarazo con las que ha nacido el niño), mayor probabilidad de desarrollar complicaciones y trastornos importantes que requieran de cuidados médicos especiales.
Los niños prematuros pueden presentar trastornos graves que generalmente se diagnostican durante los dos primeros años de vida, como la parálisis cerebral, la discapacidad intelectual, la ceguera o la sordera. Asimismo, pueden desarrollar trastornos más leves como discapacidades de aprendizaje y problemas de conducta que se pueden manifestar durante toda la fase de crecimiento.
No obstante, el desarrollo de cada niño es único y la evolución que tenga durante los primeros meses será importante para establecer un pronóstico.
Edad cronológica y edad corregida
Es importante destacar que el desarrollo de un niño prematuro, en la mayoría de los casos, no será igual que el desarrollo típico de un niño nacido a término. Es por eso, que con los bebés prematuros se utiliza la edad corregida:
– Edad corregida: es la edad que tendría el niño si hubiese nacido a las 40 semanas de gestación.
– Edad cronológica: es la edad que tiene el niño desde el nacimiento, sin tener en cuenta la edad gestacional al nacer.
Para determinar pautas de desarrollo y crecimiento, especialmente hasta los dos años de vida del niño, se hace referencia a la edad corregida.
Desarrollo motor típico en niños nacidos a término:
Determinar un patrón de desarrollo motor normal o estándar es complejo, ya que el desarrollo de cada niño no es idéntico, pero se han detectado unas etapas comunes en la mayoría de niños con desarrollo motor típico:
– Control de cabeza: 2-3 meses
– Inicio de la manipulación: 3 meses
– Inicio de sedestación (sentarse): 7-9 meses
– Volteo: 6-8 meses
– Inicia posición de gatas: 8 meses
– Gateo: 9-11 meses
– Caminar: 12-18 meses
– Autonomía motriz y funcional: 18 meses
Desarrollo motor en un niño prematuro
Los niños prematuros que no han sufrido ningún tipo de alteración adicional (parálisis cerebral, trastornos sensoriales, discapacidad intelectual, etc.), es frecuente que logren un desarrollo motor adecuado, aunque a un ritmo más lento, necesitando más tiempo para conseguir los hitos motores a pesar de tener en consideración la edad corregida.
Esto no significa que tengan algún problema de base, solo que tardan más de lo esperado normalmente en dominar esa habilidad motora. No obstante, cuando cierta habilidad no se adquiere dentro de ese periodo de tiempo o se adquiere con grandes dificultades, se puede sospechar de un retraso motor.
Signos de alerta Para detectar si el desarrollo es adecuado, es importante tener en cuenta los siguientes indicadores:
3 meses
– No fija mirada ni sigue objetos en movimiento
– Tiene dificultad para levantar la cabeza en posición boca abajo o en vertical
– Piernas rígidas con poco o sin movimiento
– Tiene las manos siempre cerradas y con el pulgar dentro los dedos
6 meses
– No inicia el volteo hacia los dos lados
– No retiene objetos que se le ponen en la mano
– Está muy pasivo
9 meses
– No se aguanta sentado sin apoyo
– Solo usa una parte del cuerpo para moverse
– No se arrastra
– No se pasa manipula objetos
12 meses
– No gatea
– No se pone de pie cogido a un mueble u objeto
– No se sienta solo sin ayuda
18 meses
– No camina solo
– No se pone de pie sin ayuda
– No realiza la pinza con los dedos
24 meses
– Falta de fluidez, torpeza y desequilibrio al caminar
– No se levanta del suelo sin ayuda
Estos ítems son tan solo una guía y pueden tener una o diferentes causas. Para especificar cualquier alteración o retraso motor, es imprescindible consultar al profesional especializado, ya que son las personas capacitadas para realizar una valoración más extensa y reconocer si el niño presenta un retraso motor en su desarrollo.
¿Cómo interviene la fisioterapia pediátrica en el desarrollo de los niños prematuros?
La fisioterapia pediátrica se centra en asesorar, prevenir y/u ofrecer tratamiento a aquellos niños que pueden presentar un retraso en el desarrollo u otras enfermedades o alteraciones. En el caso de niños prematuros, es importante detectar e intervenir de manera temprana si presentan signos de alarma en su desarrollo. De esta manera, se pretenden minimizar o resolver los trastornos que puedan aparecer y prevenir futuras complicaciones.
También es importante acompañar y enseñar a la familia, resolver sus dudas y dar estrategias, ya que son quienes pasan más tiempo con el bebé y pueden aplicar los objetivos terapéuticos y favorecer su desarrollo.
La mejor manera de estimular al bebé será jugando, aportando nuevas experiencias, potenciando así su aprendizaje y la adquisición progresiva de sus capacidades. Es importante que se favorezca su autonomía a medida que va creciendo para que pueda descubrir su entorno.
Finalmente, remarcar que el desarrollo y la evolución de cada niño es único. Ante cualquier sospecha o signo de alarma, es necesario realizar una evaluación y valoración por parte del equipo de profesionales correspondiente para determinar si el niño presenta algún tipo de problema en su desarrollo.
Tienes dudas y quieres hablar con un especialista no dudes en escribirnos.
TU BEBE SERÁ PREMATURO… Tienes Insuficiencia Placentaria y tu embarazo no llegará al final… , intentaremos alargar el embarazo el mayor tiempo posible, pero no será un embarazo a término, tendrás un bebe prematuro”. Ha llegado el día…
Han pasado 28 semanas y tu hijo solo pesa 830 gramos, pero no puede permanecer más tiempo en tu vientre porque no se está alimentando correctamente. Para garantizar el bienestar del bebe debe estar fuera en una incubadora y en cuidados intensivos neonatales.
Todo irá bien, dicen los médicos y efectivamente todo fue bien, solo que pasado cinco días del nacimiento, el neonatólogo de sala nos informa que las ecografías de nuestro hijo revelan múltiples hemorragias en su cerebro.
Hay que esperar su evolución y realizaremos una resonancia magnética para determinar con exactitud el grado de su lesión, dicen los médicos nuevamente. Pasaron 15 días y se confirma la lesión.
Ese día también pudimos sentir por primera vez a nuestro pequeño, piel con piel. La noticia de su pronóstico ya no tenía importancia, en ese momento solo importaba la emoción de tener a nuestro hijo en nuestro pecho. Una sensación indescriptible, por fin… podíamos sentir la suavidad de su piel, tocar su cara, manos y espalda.
15 días despues del nacimiento, nuestras vidas cambiaron porque las visitas ya no eran a través de un cristal, sino que podíamos cargarlo, limpiarlo, cambiarle el pañal. Esperábamos con ansias que fuesen las 11:00, las 15:00, las 17:30 y las 24:00; eran las horas y los momentos que teníamos para coger a nuestro pequeño. Pasaron cinco semanas y ya lo podía amamantar, una tarea difícil por lo pequeño de su boca, pero con la orientación adecuada de las enfermeras lo conseguimos. Un equipo de cuidados neonatales excepcional.
Un día a las cinco de la tarde, el neuropediatra y el neonatólogo de sala se acercan y nos dicen que la evolución de nuestro pequeño era muy buena pero que seguramente tendría muchas secuelas. Seguramente no podría hablar, tendría algún retraso cognitivo, no nos podían decir si su desarrollos sería normal.“El tiempo lo dirá” fue la última frase de los médicos en esa reunión.
Llega el día del alta, y experimentas sensaciones de alegría, miedo, desconcierto y emoción porque lo tendría contigo todos los días y desconcierto porque no sabiía si lo podia gestionar todo desde la soledad..
Papá tiene que ir a trabajar durante el día. Nuestros padres están en otro país, todos tus amigos y amigas trabajan. Que pasará ahora, podré darle todos los cuidados que necesita y ahora que, porque no llega a los dos kilos de peso; vamos a casa y la mayoría del tiempo estaremos solos.
Sin embargo el amor de madre, el apoyo incondicional de papá, que aunque trabajará llamaba cada dos horas para saber si todo estaba bien, el apoyo de la bisabuela y de un primo hermano acabado de llegar fueron la compañía perfecta.
Tu pequeño comienza a ganar peso, a crecer, a balbucear, a sentarse, a gatear, a probar nuevos alimentos, a decir mamá y papá, aparentemente un desarrollo normal a pesar de las lesiones que tenía y de las que no hablamos hasta que cumplió 14 meses, cuando ya empezamos a notar un retraso evidente para caminar. Caminaba con su caminador, cogido a las paredes, a la cuna, a la mesa, cogido de las manos de un adulto, pero cuando llegaba el momento de soltarse para ir de un lugar a otro se caía.
Hablamos con el neonatólogo para explicarle nuestra preocupación porque ya comenzábamos a notar las secuelas de sus lesiones cerebrales y nos remite a una fisioterapeuta y una terapeuta ocupacional. Era el momento de comenzar con la rehabilitación. Comenzó hacer terapia 30 minutos dos días por semana, cumplió dos años y su evolución era la misma.
Ese día mi marido y yo tomamos la decisión de que uno de los dos tendría que dejar de trabajar para dedicarnos completamente a la recuperación de nuestro pequeño.
Aprendimos de la fisioterapeuta y de la terapeuta ocupacional del hospital algunas cosas, compramos libros de estimulación temprana y de neurorehabilitación y me convertí en una terapeuta más.
Hacíamos estiramientos, cambios de postura, trabajábamos el equilibrio, el vocabulario con fichas, hacíamos construcciones con legos, veíamos videos, escuchábamos música cada día, cantábamos canciones, probábamos texturas y aprendió a comer solo. Durante el día hacíamos un sinfín de actividades que le permitieron incorporarse y adaptarse a una guardería ordinaria como un niño más.
Cuando nuestro pequeño comenzó ir a la guardería decidí incorporarme nuevamente al trabajo. Pensamos que la guardería le iría muy bien porque el estar con otros niños de su edad ayudaría su desarrollo y mejoraría sus habilidades. Fue la mejor decisión que pudimos tomar, porque su lenguaje enriqueció, aprendió a expresarse en dos lenguas, aprendió a comer cosas nuevas, a desenvolverse en diferentes entornos y a usar estrategias para llegar donde no podía hacerlo.
Llega el momento de mirar escuelas porque pronto tendría que ir a P3 y queríamos que continuara en la escuela ordinaria porque podía seguir aprendiendo y hacer nuevos amigos.
Nuestro hijo cumplió tres años y aún no camina solo. La fisio nos decía que seguramente no caminaría y si lo hacía, tendríamos que esperar a que madurara. Decidimos que no podíamos esperar a que el tiempo lo dijera todo. Teníamos que actuar, 30 minutos a la semana no era suficiente. Buscamos la opinión de otros especialistas que diferían del pronóstico de su neurólogo y fisioterapeuta inicial.
Comenzamos la maratón de resistencia. Buscar otras opiniones y buscar un centro privado en donde pudiese hacer más fisioterapia a la semana. Nuestro pequeño necesitaba hacer fisioterapia intensiva para aprender a mantener el equilibrio y poder caminar.
Pasado un año de viajes al extranjero para que le infiltraran, viajes a diferentes centros del país y la ciudad, nuestro pequeño comenzó a caminar sin ayuda. La primera vez que nos soltó de la mano estábamos en un centro comercial y dio 23 pasos, no lo podíamos creer, la emoción fue tal que nos pusimos a llorar. Al día siguiente fuimos a plaza Cataluña para darle comida a las palomas porque le gustaba. Nos soltó de la mano nuevamente y perseguía a las palomas, se caiga, le ayudábamos a levantar y nuevamente nos soltaba. Mi marido y yo dijimos: lo ha conseguido.
Desde ese momento comenzó a coger más confianza en sí mismo y aprendió a caminar sin ayuda. Su andar era diferente, pero por fin, ya no necesitaba el caminador, había ganado equilibrio. Ahora solo quedaba enseñarle la forma correcta y ayudarle a que fuese más autónomo.
Cuando nuestro hijo comienza el tercer nivel de educación infantil nos dicen en la escuela que teníamos que sacar el certificado de discapacidad para poder pedir un recurso de velladora que pudiese acompañar a nuestro hijo en los desplazamientos. ¿Un certificado de discapacidad? preguntamos… Nuestro hijo no es un discapacitado.
Nos enfrentamos con muchas personas del entorno educativo, hasta que una psicopedagoga utilizando las palabras adecuadas nos hizo entender la necesidad del certificado. Esa palabra no nos gustaba, a la familia tampoco, pero era a lo que nos teníamos que enfrentar si queríamos que nuestro hijo se beneficiara de las ayudas que daban a la escuela.
Todo el periodo de educación infantil lo dedicamos a compaginar la escuela ordinaria con las terapias, nuestros trabajos y la casa. La evolución de nuestro pequeño era muy buena.
Sin embargo, cuando nuestras vidas estaban en calma, de repente enfermé, me ingresaron durante una semana por un brote agudo de colitis ulcerosa, papá estaba dando formación fuera de la ciudad y me encontré sola, en una clínica y mi hijo en la escuela. Afortunadamente hicimos muy buenos amigos en el colegio, que se convirtieron en familia y se encargaron de nuestro pequeño.
Mi madre viajo con urgencia para cuidarnos pero a pesar de que tenía el apoyo de mi madre entré en depresión, todo me daba ganas de llorar y no entendía por qué nos estaba pasando esto, si nuestro hijo estaba mejorando. La situación de estrés que había vivido los últimos cinco años, era la causa de mi enfermedad.
Mi marido fue mi príncipe azul en ese momento, me rescató de lo que pensaba que era el abismo y en ese momento decidí buscar ayuda especializada. Pasaron dos meses, y mi vida recobró de nuevo sentido. Pero ya no podía seguir siendo una buena empresaria, ser la terapeuta de nuestro hijo, ser ama de casa, buena esposa, transportista, ir al parque todos los días, en fin… Esa situación tenía que cambiar. Nuestro hijo comenzaba primer grado de primaria y necesitaba una vida más escolar, compartir con sus amigos, asistir a todas las clases sin interrupciones por las terapias y sus papas necesitaban un poquito de tiempo para ellos.
Comenzamos aceptar la situación que nos esperaba en el futuro y a ver las cosas de forma distinta, por fin entendimos que nuestro hijo tenía capacidades diferentes y que tendríamos que convivir con ello de la forma más natural y feliz posible.
Disfrutar de las pequeñas cosas sería la fórmula que aplicaríamos en adelante y no mirar lo negativo sino sacar lo bueno de todo aquello que habíamos vivido. Tuvimos dos años de mucha tranquilidad y comenzamos a disfrutar de tiempo para los tres y tiempo para cada uno. Ya nuestro hijo se quedaba a dormir en casa de sus amigos algunos fines de semana, en los meses de verano se iba de colonias, nosotros podíamos ir de cena con amigos nuevamente y permitirnos momentos de intimidad.
Pero a medida que los niños se hacen mayores, surgen nuevos obstáculos: el ser diferente…
Cuando nuestro hijo comenzó tercer grado de primaria nos preguntaba porque él tenía que llevar férulas y porque era diferente que sus amigos. Nos preguntaba “¿Por qué no puedo jugar fútbol con mis amigos en el equipo de la escuela?, ¿porque tengo que jugar en un equipo donde todos los niños tienen problemas como yo?, no quiero usar pantalón corto, no necesito Velladora, quiero subir solo por las escaleras con mis amigos, ¿por qué me cuesta tanto entender los problemas de matemática?”.
Ahora estábamos entrando en una nueva etapa: la aceptación y el autoconocimiento de sí mismo y teníamos que comenzar a trabajar.
Preocupados por lo que comenzaba a venir, mi marido y yo decidimos que era el momento de trabajar en el aspecto psicológico, psicosocial y reeducación en razonamiento lógico de nuestro hijo, además de seguir con la fisioterapia que seguía haciendo, pero en casa con una fisioterapeuta particular que habíamos contratado.
Le dije a mi marido, no quiero la situación de estrés que ya vivimos hace cuatro años. Necesitábamos un lugar que tuviese todo lo que nuestro hijo necesita sin que rompiera con sus hábitos y rutinas diarias. No desafortunadamente no lo encontramos. ¿Qué hicimos?… Continuará
Uno de los rasgos más importantes del niño autista son las dificultades relacionadas con el lenguaje, ya que pueden suponer una ausencia total del habla o un parloteo del todo ininteligible. Pero que un niño no hable, no significa que no se comunique. Sabemos que existe un fuerte componente sensorial implicado en la dificultad de las personas con autismo para desarrollar un modelo de comunicación bidireccional y funcional. Estos factores relacionados con los desórdenes sensoriales, impactan fuertemente en la adquisición del lenguaje sobre todo en el caso de los niños, en el desarrollo intelectual, en la conducta y en la interacción social.
Es importante desarrollar y estimular la simbolización, ya que si el niño no accede a la simbolización; la creación del vínculo social y el desarrollo del trabajo educativo se verán afectados y ser casi imposible que se lleve a cabo con efectividad.
El trabajo con los niños autistas no está en el de imponer o hacer que se parezca a otro. Sino a acompañarlo, ya que su lenguaje ya dota de significado lo que necesitan es ayuda en cuanto a un orden, sistemas, estrategias y garantías. Necesitan construir una estabilidad y una organización que los planifique. Dentro de esta organización, tenemos que tener en cuenta que los niños con TEA con sensibles y frágiles a los cambios bruscos e inesperados. Tenemos que crear un clima que contemple las necesidades del niño y facilite la anticipación de las propuestas y actividades.
Uno de los enfoques que tiene que coger la intervención es la de ensanchar las posibilidades de la comunicación, facilitando el descubrimiento u el uso de los diferentes lenguajes tales como; corporal, verbal, musical, plástico e iconográfico. Los niños con TEA en general tienden a tener más desarrollado el lenguaje visual y musical son dos componentes muy fuertes que pueden facilitar su desarrollo.
Es importante saber que no podemos estimular el lenguaje oral de igual manera en cada persona sino que será importante conocer los gustos, las habilidades y partir de aquí crear una programación individualizada y personalizada.
¿Existe una edad límite para que desarrolle el lenguaje verbal en el autismo?
No hay una edad límite para que el niño no llegue a hablar, ya que algunos estudios postulaban que a partir de los 6 años si no se había desarrollado el lenguaje este ya no florecería, a día de hoy esto sabemos que no es cierto. Podemos decir que en una edad más temprana, el cerebro tiene más plasticidad para poder aprender, hacer asociaciones, en definitiva un desarrollo más rápido. Esto quiere decir, que partir de cierta edad puede haber más dificultades para los aprendizajes, pero no es imposible. Este hecho se sostiene a que cualquier persona puede aprender una lengua a cualquier edad; se podrá ver más limitado, pero no por ello menos funcional.
¿Cómo podemos fomentar la comunicación en niños con TEA?
Se usa el apoyo visual como forma de que el niño integre la información para poder asociarla a los aspectos sonoros de la palabra. Mostramos una imagen (perro) y reforzamos verbalmente. A medida que el niño aprende, se va extendiendo el número de palabras que se asocian a imágenes, hasta que llega un momento que el niño no requiere de la imagen y comprende perfectamente lo que se le dice. Incluso a generalizar.
Una vez el niño llega a los 6 años, aproximadamente, lo normal es iniciar el proceso de aprendizaje de la lectoescritura, que será un gran reforzador del lenguaje, ya que a medida que la comprensión lectora del niño aumenta, aumenta también su comprensión del lenguaje oral.
Algunas estrategias:
Anticipar toda la información necesaria, antes de realizar cualquier actividad.
Utilizar juegos de rol, para fomentar el tiempo de espera y el turno.
Disminuir el uso de las ecolalias (frases y sonidos de forma involuntaria), redirigirlas y darles un sentido funcional y comunicativo.
Tarjetas con fotografías de temas de agrado del niño o niña para poder desarrollar el léxico (palabras) y, a partir de aquí, ir construyendo frases.
Trabajar con tarjeta de temporalidad para crear diálogos y conversaciones. Hacer uso de secuencias temporales.
El ordenador, ya que es un recurso de agrado para la mayoría de niños, nos permitirá hacer actividades como jugar con el sintetizador de voz: el ordenador irá escribiendo y reproduciendo lo que el niño va diciendo, así recibe un feedback positivo.
Uso de un comunicador (SAAC). son formas de expresión distintas al lenguaje hablado, que tienen como objetivo aumentar (aumentativos) y/o compensar (alternativos) las dificultades de comunicación.
Pautas para hacer un seguimiento semanal de los hábitos y rutinas de los más pequeños de la casa; como motivarles y como celebrar sus logros.
1️⃣ Presentamos la cartelera de hábitos y rutinas diarias. Les explicamos todas las rutinas de cada día y le decimos que al final de la semana obtendremos un premio. El niño escogerá el premio de la semana o lo diseñará con sus padres.
PUEDE RECOMPENSAR A SUS HIJOS CON BUENAS EXPERIENCIAS. ESTO LES AYUDARÁ A APRENDER QUE LA FELICIDAD RADICA EN ENRIQUECER LAS EXPERIENCIAS MÁS QUE LAS POSESIONES MATERIALES. Un buen ejemplo de premio es invitar a un amigo a merendar una tarde del fin de semana o hacer una excursión a la montaña y jugar al pilla pilla.
En el material hay fichas para recortar con frases motivadoras y ejemplos de premios.
2️⃣ Le explicaremos que antes de ir a dormir comprobaremos cuántas de las tareas realizaron a los largo del día.
3️⃣ Revisamos la lista; marcamos las rutinas realizadas durante el día y contamos para saber si hemos realizado por lo menos 13 o 14 rutinas, de un total de 14.
5️⃣ Si el niño ha conseguido entre 9 y 13 colocamos ❎ en la cara regular y le diremos mañana lo haremos mejor, le damos un abrazo y un beso. (Hoja de motivación)
6️⃣ Si el niño ha conseguido menos de nueve colocamos ❎ en la cara triste y le diremos mañana lo haremos mejor. Explicamos nuevamente la importancia de las rutinas y los premios del fin de semana, le damos un abrazo y un beso. (Hoja de motivación)
7️⃣ El día viernes por la tarde revisaremos la hoja de motivación y veremos cuántas caras verdes y amarillas encontramos. Si tenemos por lo menos 3/5 la primera semana y 4/5 segunda semana. El niño puede tener el premio, pero haciendo énfasis que a partir de la tercera semana será importante conseguir cinco caras verdes, para obtener los premios.
En caso de que el niño/a no cumple los objetivos la primera semana y tiene solo una o dos caras contentas, hablaremos con él o ella y le explicaremos porque no obtendrá el premio. Pero sin embargo haremos algo especial por su esfuerzo. Es importante abrazarle, besarle después de la explicación y demostrarle que no estáis enfadados.
Es importante hacer énfasis durante el fin de semana sobre la importancia de seguir la cartelera de los hábitos y rutinas diarias. Abrazarle, besarle y demostrarle cariño es muy importante, al igual que hacer énfasis en que le ayudaréis a conseguir el objetivo la semana siguiente.
Esta cartelera la puedes usar durante uno o dos trimestre, de esta forma los niños interiorizan las rutinas diarias y se hacen más independientes. Pasado el trimestre o semestre la puedes eliminar porque ya no la necesitaran.
Es importante explicarles que la cambias o la retiras porque se están haciendo mayores y más responsables y están muy contentos por ese gran avance.
LAS HÁBITOS Y LAS RUTINAS DIARIAS AYUDAN A LOS PADRES Y A LAS FAMILIAS A TENER MÁS TIEMPO PARA COMPARTIR CON LOS NIÑOS, LA PAREJA, EL TRABAJO Y LOS AMIGOS; AYUDAN A PREVENIR ESTADOS DE ANSIEDAD Y ESTRÉS INFANTIL; PERMITE A LOS PADRES DISFRUTAR TIEMPO DE CALIDAD Y A DISFRUTAR DE LOS PEQUEÑOS MOMENTOS.